29 de noviembre de 2007

Dime río



Dime río

Dime río...
¿Cómo le haces para llegar al mar?
Son tus corrientes, como mi vida,
revueltas, enloquecidas.
Dímelo río,
que yo también, quiero llegar.
Déjame en tu rivera andar,
pero líbrame de tu torrente.
En mi alma llevo uno propio,
que no puedo controlar.

Es como tú de revuelto,
pero sin el cauce
que te permite avanzar.
Gira como un viento loco,
que me atrapa, me confunde,
pierdo el norte, no encuentro el sur.
Me encuentro perdida,
bajo este cielo azul
y con mis ganas de llegar.

Dime río...
¿De dónde, tomas la fuerza para llegar?
A veces, esta distancia cansa,
y quisiera dormir nomás.
Pero necesito llegar, río,
necesito llegar al mar.
Dame de tus aguas la frescura
y tu fuerza para avanzar.
Que tú tierna orilla,
sembrada de primavera,
me indique el camino para llegar.

Yo te lo compensaré,
poniendo sobre tu cauce,
las flores que no puedas alcanzar.
Dime río, ¿lo harás?

A cambio, puedo decirte
el motivo que me impulsa
para llegar.
Pero no se lo digas al viento.
Ese es mi secreto, río.
No quiero, que lo sepa nadie más.
Te digo río
que, sobre sus olas,
quiero dejar mi soledad.

Quiero que me abrace.
Y que, con caracolas
y susurros de viento,
me invite a bailar.

Te lo he dicho río.
¿Dime?, ¿me ayudarás?


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